Últimamente se habla mucho del
encuentro consigo mismo se lo alienta y está bien, es necesario para
el autoconocimiento y maduración. Observo sin embargo que lo que
cuesta cada vez más el encuentro profundo con el otro, es cierto que
lo primero es necesario para tener una relación sana pero muchas
veces lo que se dificulta más es lograr tener una pareja con la que
realmente compartir y disfrutar la vida. Creo que esto sucede porque
nos cuestas abrirnos al otro, o nos juntamos con alguien que no
comparte los mismos sentimientos o proyectos y entonces tampoco
tendría sentido eso. Lo ideal sería poder elegir libremente desde
el sentir sin medir tanto otras cuestiones y luego si ambos coinciden
en compartir la vida juntos jugarse con todo por ese proyecto
sinceramente. La relación debería apuntar a lograr las cuatro “C”
para alcanzar una mayor profundidad de intimidad: Compromiso,
Confianza, Confidencia y Compañerismo.
Compromiso: por el bienestar del
otro, respeto y fidelidad por el deseo de compartir la vida con otro
y llevar adelante proyectos juntos. Confidencia: comunicación
fluida y abierta con el otro sin intención de maltrato sino de
intimidad, honestidad, compartir los que nos pasa, nuestros deseos y
miedos. Confianza: sentirse seguros que el otro no nos hará
daño ni utilizara nuestras debilidades en nuestra contra. Siendo
sinceros y tolerantes. Compañerismo: complicidad, cooperación
para hacer la vida mutuamente más fácil, realizar actividades que
ambos disfrutan y un dialogo abierto.
Seguramente necesitemos varias
cualidades y valores más pero esto es para empezar a reflexionar
sobre el tema. Esto no debe confundirse con el apego dependiente
hacia el otro, la pareja debe respetar la libertad del otro como ser
autónomo, tampoco debemos vivir por el otro y solo para complacerlo
en todo. Nadie pertenece a nadie, el sentimiento de posesión sobre
el otro solo deriva en discusiones, celos y angustias, esto sería un
amor egoísta y el amor no debe ser así justamente lo contrario,
desear lo mejor para el otro mas allá que no convenga a nosotros,
ser considerados.
Esto generalmente no se logra por
MIEDO, miedo al rechazo, al abandono, al que dirán, a ser feliz, al
compromiso, a exponerse,etc. En resumen miedo al “amor” como
defensa (coraza) que nos impide el encuentro con el otro, por miedo a
ser lastimados de algun modo. Si no estuvieran estos miedos en el
medio de las parejas las relaciones serian más auténticas y más
sinceras, no habría deseo de fingir lo que no se es para conquistar
al otro o para mantener una pareja. Lograríamos relaciones más
sanas, honestas y felices.
Lic. Julieta Collazo.
Es tan cierto. Tantas parejas continúan sobre un lazo roto por costumbre o miedo. La honestidad con el otro y con uno mismo es imprescindible.
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