El miedo a desaparecer
de este mundo sin dejar huella es uno de nuestros grandes temores, el gran
problema existencial que nos lleva a hacer cosas, a estar siempre ansiosos, por
el miedo de enfrentar nuestra finitud. Por eso nos sentimos tan mal cuando
creemos no hacer nada útil en nuestra vida, el miedo de fondo, esa angustia es
el miedo a la muerte. Pero porque no aceptar que la muerte es parte de la vida
y al no ser evitable ni elegible no debiéramos preocuparnos de ella, ni
temerle. Si seguimos esta reflexión el miedo a la muerte es el miedo base de
todos los demás miedos ¿qué pasaría si lográramos superar al primero?.
Cuando ya nada
esperamos, nada de lo que suceda puede decepcionarnos. Sino esperamos la muerte
tampoco hay posibilidad de temerle. Lo contrario al miedo es un estado de paz y
armonía, si vivimos en el regocijo de existir no puede haber lugar para el
miedo. La ecuación seria así: sin expectativas, no hay miedo, sin miedo hay paz.
Vivir en libertad y desapegados seria el
nivel máximo aunque difícil de lograr, pero si se puede tener esto como
referencia en el camino a ser mas plenos. Nuestra mayor aspiración debiera ser
aspirar a ser lo que realmente somos, poder expresar nuestra verdadera esencia
sin miedo al ridículo ni al que dirán. Si dudas entre actuar o no, inténtalo si
lo haces al menos tendrás la experiencia. No tengas miedo a cosas imaginarias
supera la incertidumbre y has la prueba, quizás tengas éxito en el intento pero
nunca en la inacción.
Si algo va mal siempre
veámoslo desde una perspectiva más amplia, pensemos que podemos aprender de
eso, que ya pasara y es solo un aspecto de nuestra vida. Pensemos que quizás en
nuestra vida tenemos el 99% bien las cosas en general pero es justo el 1% que
sentimos que nos falta lo que nos hace infelices por el hecho de no poder
aceptar y valorar lo que si tenemos. También en relación con estos sentimientos
el vivir comparándose con el otro es garantía de infelicidad. El pensar con que
contamos en vez de que nos falta también nos ayudara a ver en forma más optimista
una situación. Recordar nuestras capacidades y virtudes, tenerlas siempre
presentes para avanzar.
No es cuestión de
negar los problemas de la vida sino tener las herramientas para poder
enfrentarlos.
La felicidad verdadera
se consigue cuando se logra estar siempre consiente del presente, al estar con
todos los sentidos en el aquí y ahora. Hay que extender el estado de meditación
a todas las situaciones de la vida, hacerla estando activos, apreciando cada
detalle que nos rodea, la belleza de la naturaleza, las cosas y las personas.
Cuando se logra apreciar el paso del tiempo: día a día, minuto a minuto y no
como lo hace la mayoría de las personas: año a año, o cuatrimestre a
cuatrimestre, es una señal de que se esta
logrando apreciar más concientemente cada instante de la vida y seguramente
disfrutando de ella.
Lic. Julieta Collazo.
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